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La nueva promesa de HBO: «Lovecraft Country» ep 6 «Meet me in Daegu»

El domingo 16 de agosto, a las 22 horas, empezó Lovecraft Country, la nueva promesa de HBO. Sale al igual que en su momento lo hacía Game of Thrones (hoy sucede con Perry Mason, Batwoman, etc): primero en el canal a la hora programada y luego directo a HBO Go o Cablevisión Flow. Todos los domingos a las 22 horas podrán disfrutarlo, y a las 23 horas se repite por el canal, así que también pueden verlo en ese horario.

¿De qué estamos hablando? Podes entrar acá y enterarte de qué trata esta nueva producción de HBO.

¿Qué pasó en este nuevo episodio?

El capítulo anterior nos dejó con muchísimas preguntas y de golpe, este episodio nos introduce a un personaje que, hasta ahora, apareció un par de veces, pero siempre estuvo presente como una gran incógnita. En el episodio 6 de esta extrañísima historia, conoceremos quién es Ji-Ah y, posiblemente, cuál fue ese famoso pasado con Atticus. Para repasar el capítulo anterior podes entrar acá.

Lo primero que vemos es a quien creemos es Ji-Ah (una actuación espectacular de Jamie Chung) en un cine, mirando Meet me in St. Louis, una película estadounidense estrenada en 1944. Es un musical muy alegre que sigue la vida de una familia en 1904 que está especialmente interesada en asistir a la feria mundial de St. Louis. La familia se compone por cuatro hijas entre niñas y adolescentes y mostrará los cambios y lecciones que cada una deberá aprender sobre la vida y el amor. Ji-Ah se pone a bailar en el cine al ritmo de las canciones hasta que vemos que en realidad se está imaginando a sí misma bailar: en su lugar está llorando, probablemente deseando pertenecer a ese mundo. Inmediatamente vemos el nombre del episodio: Meet me in Daegu. Luego, nuestro contexto, 1949 en Daegu, Corea del Sur, unos años antes de donde estábamos situándonos en la serie. Y finalmente la confirmación indudable de que ese personaje es, efectivamente, Ji-Ah.

En esta referencia, que será muy presente a lo largo de todo el episodio, hay muchísimo más que una simple película. Para empezar, Meet me in St. Louis está ubicada 40 años antes del momento en que nos quieren ubicar en la serie y es un musical. El musical es el género totalmente opuesto al planteado en la serie: es un mundo feliz, colorido, donde abunda la música para reflejar expresiones y, particularmente Meet me in St. Louis, donde la amistad, la vida, la familia y el amor son temas muy importantes, recurrentes y triunfantes. Pero principalmente, un género y una película donde el final es necesariamente feliz. La película está en un marco en el que el cine recién llevaba aproximadamente 40 años de gestación, por lo que los finales felices eran importantísimos, sobre todo si analizamos el año en que se estrenó esta película, 1944, cuando estaba terminando una de las guerras más sangrientas e importantes que aconteció en el mundo y la gente necesitaba entretenimiento con estas características.

Para no irnos mucho más por las ramas, Meet me in St. Louis es el ideal de Ji-Ah: una vida estadounidense, colorida, en una familia numerosa que la contiene. Una vida en donde no importa nada más que el triunfo del amor, la amistad, la familia y las cosas bellas. Una vida humana para Ji-Ah. Por eso la vemos llorando e inmediatamente después se genera el paralelismo del título de su película favorita (que, como dijimos, va a ser tan protagonista en el capítulo como ella misma) con el título del episodio: Meet me in Daegu, buscando claramente una coincidencia que no es muy difícil de adivinar, ya que estamos en los años en los que Atticus va a luchar a Corea del Sur.

Luego de la placa de la serie tenemos el capítulo de lleno. Nos muestran lo que al principio parece una Corea del Sur conservadora, con valores ya antiguos pero bien ubicados en el tiempo, de la mano de la madre de Ji-Ah y la propia Ji-Ah: ambas sostienen que lo que puede reivindicar a su pequeña familia en la sociedad es la presencia de un hombre.

En toda la primera mitad del capítulo, Ji-Ah estará buscando ese hombre. Y el capítulo resulta tan inmersivo que por un gran momento nos olvidamos en el contexto de qué estamos viendo esta historia, hasta que aparece algo MUY extraño y fantástico: Ji-Ah no es humana y puede sacar de todos lados de su cuerpo una especie de tentáculos peludos y repulsivos que asesinan personas. A través de ellos puede ver los recuerdos de sus víctimas antes de estrujarlos hasta matarlos. Esto se da en un contexto de intimidad: Ji-Ah encontró un hombre y lo llevo a un momento romántico en su casa, pero para todo lo contrario, ya que cuando están en el medio de un acto sexual, ella saca sus tentáculos y lo aprieta hasta matarlo. Y ahí nos sorprendemos un poquito, pero después caemos de vuelta en la cuenta, con esta transformación extraña, qué es lo que estamos viendo. Igualmente la sorpresa no cesa, porque cuando creemos que se le armó un problema enorme cuando la madre la encuentra desnuda y cubierta de sangre, descubrimos que no: la madre la mira con gesto aprobatorio y le dice “Faltan diez más.”

Después de eso ya está todo más o menos dicho. Más adelante nos enteramos qué extraño bicho es en realidad Ji-Ah, aunque no sabemos muy bien por qué y desde cuándo, pero según la madre no puede tener sentimientos. Obviamente todo eso es hasta que llega Atticus, la única persona por la cual sintió verdadero amor romántico. Pero claro, ella no deja de ser la cosa que es, así que involuntariamente, uno de los encuentros que tiene con él, intenta matarlo. Él se espanta y se va, pero antes de que lo soltara, Ji-Ah pudo ver no solo sus recuerdos, sino que también algunas cosas de su futuro. Y en el futuro está la respuesta al gancho del último episodio, en el que Atticus llama a Ji-Ah tras enterarse descifrar los jeroglíficos de las páginas del libro de Titus. No solo explica el gancho, sino que también explica la relación de ambos y por qué Atticus la recuerda con tanto cariño al mismo tiempo que dice que terminaron “de manera extraña”.

Todo esto, como dijimos al principio, esta encuadrado en un contexto muy preciso como es la Guerra de Corea. Esto, además del contexto, es una crudísima demostración de lo que es la situación de guerra y cómo son las consecuencias de la misma. Además de generar el cruce racial y nacional entre Ji-Ah y Atticus (Corea del Sur con Estados Unidos- Ji-Ah semi cumpliendo su sueño de estar cerca de Estados Unidos, país de Judy Garland). En este aspecto, los creadores nos vuelven a golpear con la realidad, es el porcentaje perfecto para equilibrar la fantasía de las criaturas lovecraftianas. El contexto sociocultural es siempre la manera de que nosotros entremos a la diégesis de la historia con mayor facilidad y podamos recibir el dramatismo desde un punto de vista más humano y realista para poder, a su vez, empatizar de una manera diferente. En Estados Unidos es con el racismo, mientras que en Corea del Sur es con la guerra, que además constituye un elemento fundamental del pasado de Atticus.

Entonces

Ji-Ah es un personaje interesantísimo y el episodio fue, en suma, un capítulo que respondió muchas preguntas, bastante necesario. Lo único que estaría espectacular es que, con ese final, Ji-Ah empiece a formar parte más recurrente de la historia principal y no sea únicamente una anécdota o un deseo. Eso sí, como todo, hay que ver cómo se lleva a cabo. Hasta ahora, dentro de lo verosímil, la serie encaja cada vez mejor.