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La nueva promesa de HBO: «Lovecraft Country» ep 3 «Holy Ghost»

El domingo 16 de agosto, a las 22 horas, empezó Lovecraft Country, la nueva promesa de HBO. Sale al igual que en su momento lo hacía Game of Thrones (hoy sucede con Perry Mason, Batwoman, etc): primero en el canal a la hora programada y luego directo a HBO Go o Cablevisión Flow. Todos los domingos a las 22 horas podrán disfrutarlo, y a las 23 horas se repite por el canal, así que también pueden verlo en ese horario.

¿De qué estamos hablando? Podes entrar acá y enterarte de qué trata esta nueva producción de HBO.

¿Qué está pasando con esta serie?

Anoche fuimos testigos del estreno del nuevo capítulo de Lovecraft Country, la serie de HBO creada por Misha Green y producida por J. J. Abrams y Jordan Peele que, sorpresivamente, no está teniendo mucha repercusión, al menos en redes sociales. Y si de audiencia hablamos, tampoco está alcanzando grandes números, como solemos ver en series de un calibre semejante. Quizás tenga que ver con la escasa publicidad que estamos viendo por parte de HBO, recordemos que cuando se trataba de Game of Thrones o Watchmen el canal puso todo su empeño en difundir de manera pareja la publicidad de las dos series. No así, con Lovecraft Country. Aunque es lógico que no depositen toda su publicidad en absolutamente todas sus series (su catálogo está más repleto de lo que imaginamos), Lovecraft Country era una serie que se venía palpitando bastante fuerte, sobre todo por los nombres, Green, Abrams y Peele. Pero además, la propuesta parecía muy tentadora: una típica historia de un héroe (Atticus) que tiene que recorrer un camino para rescatar a su padre y conocer su origen y su destino. A esta trama se le suma el contexto histórico y algunas cositas más: un Estados Unidos repleto de racismo en los años ’50, del cual son constantes víctimas nuestros protagonistas, y una serie de aditivos fantásticos que vienen directo desde la literatura de H. P. Lovecraft. Nada podía fallar.

Hasta el día del estreno muy pocos se enteraron, y ya es poca la publicidad que se está armando alrededor de cada episodio. Aunque en nuestro país tenemos la posibilidad de escuchar un podcast exclusivo que recorre cada capítulo, es claro que no pasará a la posteridad como una de las series más exitosas de HBO. Esto quizás se debe, además de la falta de publicidad, a que hay ciertas fallas en el desarrollo de la misma.

De lleno en Holy Ghost

Hablamos ya sobre el episodio anterior y la característica principal que tuvo: la desorganización. Fue un capítulo con un caudal de información tan grande que, por momentos, pareciera que no pudieron manejar del todo bien. Repleto de easter eggs, Whiteys on the moon nos trajo una trama bastante más disparatada y perturbadora. Nos sumergió de lleno en un pseudo terror mezclado con una fantasía extraña que tuvo claramente sus religiosos tres actos de narrativa. Pero que claramente no entraban en un episodio de no más de 50 minutos.

Este tercer y nuevo episodio nos trae otra cosa. Para empezar, cabe destacar que estuvo muchísimo más organizado en comparación con su antecesor. También sucedió que este episodio muy poco tenía que ver con la historia planteada en los últimos dos. Algo muy similar sucedió entre el primero y el segundo, aunque entre ellos era más sencillo encontrar la unión, ya que uno era indiscutidamente la continuación del otro.

Este, titulado Holy Ghost, nos reencuentra con nuestros protagonistas, solo que un mes después de lo acontecido en Ardham en Whitey’s on the moon, y con una historia bastante nueva. Este episodio será mucho más siniestro, tenebroso y tendiente al terror que los otros, partiendo desde la base de que a Leti le llega una herencia extraña proveniente de su madre que le permite comprar una enorme casa en un suburbio mayoritariamente blanco de Chicago. Aquí vuelve a reflotar el problema del racismo como enemigo fundamental, un poco dejado de lado en el episodio dos entre todo lo fantástico y la búsqueda de origen y tal. Sumado a eso, tenemos el escenario perfecto para una casa embrujada. Así es, si algo le faltaba a esta serie en cuanto a fantasía y terror se refiere, era exactamente esto. Aunque claramente, esperamos más como esto.

Para entender un poco más vamos a adentrarnos en él. Este episodio por completo será atravesado por la visión de Letitia, hasta ahora el personaje más fresco y valioso de la serie. La focalización está claramente en ella. Las consecuencias del episodio anterior aún pueden verse en forma de trauma y de recuerdos: Montrose, Atticus e Hippolyta serán los encargados de recordarnos y rememorar, poco a poco, lo ocurrido en el episodio anterior. Aunque aspectos muy importantes como el origen de Atticus que entonces parecía tan importante, quedarán sepultados, al menos por este episodio.

Pero volviendo a Leti, será ella quien protagonizará esta historia, con la ayuda y el acompañamiento de un Atticus muy frío y distante. Ya lo conocemos, Tic es un personaje duro, frío, distante, reservado. Sin embargo en este episodio es probable que se genere un sentimiento de rechazo un poco más intenso, ya que definitivamente empatizaremos con Leti en todo: su trauma, su origen, su vida, su suerte, sus relaciones, absolutamente todo. Esta vez, será la que tendrá que enfrentar  con su fortaleza, valentía y frescura al racismo que amenaza con su tranquila vida en el barrio.

Al principio todo iría bien, pero a medida que avanza el capítulo vemos como todo alrededor de ella se desmorona, literalmente, ya que va descubriendo los misterios que acarrea esa enorme y desvencijada casa a la que le puso tanto esmero. Y junto a los misterios llegan el terror y las figuras  tan características de Jordan Peele. Todo este episodio fue del estilo más cercano al que plasma Peele en sus películas.

En este sentido hay un pequeño problema: Abrams tiene su marca y Peele tiene otra, y por lo visto no están pudiendo fusionarlas del todo, lo que genera capítulos tan diferentes entre sí como el segundo con el tercero. Si dijimos que Whitey’s on the moon se corría un poco de lo planteado en Sundown, Holy Ghost se corre casi por completo del segundo, a excepción de lo ya mencionado acerca de los traumas y los recuerdos. Tenemos una trama más parecida a lo que venimos viendo en el universo planteado en The Conjuring y todas sus compañeras (The Nun, The Conjuring 2, Anabelle, etc), con el agregado del racismo: una joven entusiasta que compra una casa que planea remodelar, se asienta, la inaugura, y cuando todo está yendo perfecto, descubre que oculta muchísimos misterios que la perseguirán hasta que logre exorcizarlos.

Lo más interesante del capítulo es el final, en el que parece que todo está bien, hasta que vemos esa especie de sótano extraño repleto de esqueletos… Una pregunta que, al igual que en los episodios anteriores, esperamos que se resuelva, aunque ya viene siendo moneda corriente en Lovecraft Country lo de plantar comienzos de tramas que luego no se desarrollan. Si bien eso es interesante, como en este caso, en otros casos queda un poco fuera de lugar y hace que la serie se vuelva confusa y un tanto desprolija en su desarrollo, que no sea progresivo su crecimiento ni natural su desempeño.

Finalmente, cuando creíamos que lo de Ardham iba a quedar en el olvido, Atticus ve el Bentley plateado y todavía nos quedan esperanzas.

En resumen, la serie parece ir fluctuando volviéndose lo más parecido a una montaña rusa que hay. Aún no hay un hilo conductor que una todos los episodios, más que el racismo y la familia de Ardham, y cada episodio parece ser autoconclusivo, a excepción de ese hilo aparente que, esperemos, termine de atar todos los cabos sueltos y unir finalmente la historia. Es el tercer capítulo y Lovecraft Country todavía parece una ensalada gigante. Veremos qué nos trae A History of Violence el próximo domingo.