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Un escéptico converso a la serie The Witcher

Henry Cavill y la productora y guionista Lauren Schmidt Hissrich (Defenders, Daredevil) estuvieron presentando la adaptación para tv de The Witcher, una saga que amamos tanto en su versión literaria como en su brillante adaptación al mundo del gaming. Te cuento en primera persona porque vencieron mi escepticismo y terminaron de venderme una serie que ahora sí, ansío enormemente que esté disponible en Netflix.

 
Lo que significa The Witcher para nuestros corazoncitos gamers

Soy fan de la saga. Luego de haber tenido una experiencia increíble con Dragon Age Origins, que me presentó un universo narrativo alimentado por las novelas y comics que lo rodeaban, decidí tener experiencias similares. Esto sucedió hace unos diez años aproximadamente y en algún foro recomendaban una suerte de diamante en bruto. Se trataba de un juego montado sobre un motor gráfico de Bioware, desarrollado por un estudio polaco, basado en unas novelas de culto que había que leer. Soy adepto a la narrativa eslava. Siempre me pareció más cercana a nuestra forma de percibir el mundo. ¡Eran muy buenas credenciales!

En aquel momento Polonia no se encontraba consagrada como la usina del videojuego que hoy sí es considerada. CD Projeckt RED no era conocida. Todavía faltaban algunos años para ver el aluvion de los Frostpunk, This War of Mine, Children of Morta, Dying Light, Layers of Fear. Y si bien a pocas horas de arrancar la versión más pulida del juego original llamada The Witcher: Enhanced Edition uno observaba que, pese a que las mejoras promocionadas el apartado gráfico y la estabilidad general del juego no eran optimas, era también evidente que el juego merecía los elogios afectados que afortunadamente recibía de pocos y ruidosos locos en las redes. El motor gráfico no terminaba de estar optimizado y era innecesariamente demandante en términos de hardware. Eran innegables, de cualquier manera, el compromiso y entusiasmo de estos muchachos. Estaban ofreciendo algo distinto, novedoso, con un potencial increíble. Luego, al leerlo a Andrzej Sapkowski, también quedaba claro que le hacían justicia a una fuente original excelente.

Tres juegos de una saga

El primer juego de la saga nos presentó un mundo complejo, creíble, crudo e impío, en el que las plebes, alienadas, sufren las consecuencias de lo que acontece en otro plano, el de los poderosos. Tal y como en las tragedias griegas en las que las desavenencias de los dioses se traducen en guerras y muerte entre los hombres, como si ellos fuesen voluntad y raciocinio, mientras que estos, sólo pasión (a quienes les pasan las cosas).

El nivel artístico del juego era sublime. En cambio, a nivel técnico dejaba bastante que desear. Las cutscenes eran poco fluidas y en ocasiones estaban signadas por glitches. Muchos NPCs repetían voces y rostros, lo cual obligaba a hacer un pequeño esfuerzo y bajar los estándares de calidad a los efectos de no romper el encanto, aquel contrato entre el lector espectador jugador y el software para sostener así la credibilidad del mundo visitado.

Pero también hubo aspectos sobresalientes. The Witcher: Enhanced Edition tiene una banda sonora increíble, posiblemente la mejor de la trilogía, lo cual es mucho decir. Y además,  su intro en cgi es una obra maestra de la adaptación literaria (adapta parcialmente el cuento The Witcher de El último deseo y dirigida por Tomasz Baginski), presentando con éxito a The Witcher, sus cualidades para la batalla y su temperamento.

El segundo juego sentó las bases para lo que vendría después. Fue lanzado en 2011 y supuso entonces un salto exponencial en términos gráficos y técnicos. Con motor gráfico propio, gran peso a una estructura narrativa densa signada por los conflictos políticos derivados de un regicidio y la puja de potencias vecinas por hacerse de tierras e influencia como consecuencia de la acefalía, The Witcher 2: Assassins of Kings elevó disruptivamente la experiencia, adaptándose mejor al perfil de jugador de consolas.

The Witcher 3 terminó de coronar el ascenso a la saga y es considerado por muchos, y con justa razón, el mejor juego jamás hecho. Rompe con la narrativa lineal del segundo juego y le permite desarrollarse en uno de los mundos abiertos más cuidados que hayamos visto jamás. Plagado de un sinfín de pequeñas historias, con un desarrollo de personajes magistral, con una plétora de elementos que permiten a quienes no están familiarizados con las novelas o los juegos anteriores disfrutar plenamente de esta experiencia.

 

El universo narrativo de Geralt

Desde el principio uno de los aspectos que más me atrajo de The Witcher ha sido que alguien lleve al plano de la narrativa fantástica en juegos algo que no suele verse y es una impronta, un estilo, un tono distinto a los tradicionales de las producciones norteamericanas, japonesas, británicas y francesesas. Cuando analizamos el cine y la televisión que miramos o la literatura o el cómic que leemos, la impronta cultural desde la que fue concebida la obra es palpable, es un elemento condicionante y suele enriquecer la experiencia.

The Witcher nos acercó una narrativa que no es norteamericana, británica, nipona, ni francesa. Pero ojo, tampoco es alemana ni rusa. Creo que su encanto radica en que se ubica, en mi imaginario, entre esas dos culturas. O mejor aún, desde un universo enunciativo que no es el de una potencia colonial. Y eso permite sutilezas como que, detrás del mundo crudo, injusto e impío en el que transcurre la historia, en el barro de las miserias humanas que describe con lujos de detalles, se alce un personaje como Geralt, con su humanismo obstinado, su fe ciega y muda en el hombre y sus asuntos. Sutilezas como que el alto erotismo y la pulsión sexual incansable sean en realidad síntomas de una necesidad de generar vínculos humanos y no emergentes de una naturaleza animal y predadora: Geralt ansía una familia, ansía ser padre, esposo y hermano. Es por ello que sus relaciones más significativas son con Ciri, Yennefer y Triss. Y también es porque reconoce la universalidad de esta necesidad que termina inmiscuyéndose en asuntos considerados triviales en su mundo: ayudando a los desamparados, cual escudero de las causas justas.

Presentación en Argentina Comic Con

La Comic Con Argenta es una fiesta. Nuestra oportunidad más cercana de celebrar a los grandes personajes del comic internacional y de conocer y descubrir a los talentos nacionales, que los hay muchos. Miles de personas asistieron al evento los días viernes 5 y sábado 6 de Diciembre. También lo harán hoy, en la jornada del cierre.

Ayer, a las 13 horas, estuvo el panel estelar del evento. La presencia de Cavill y Schmidt Hissrich para presentar la nueva propuesta de Netflix estuvo rodeada de la gran congregación de gente, de multiples edades, todos ansiosos por atestiguar lo más cerca posible el magnetismo incuestionable del último Superman y el nuevo Lobo Blanco. Cavill, modesto, siempre sonriente, viril y elocuente, logró generar las reacciones estrambóticas de siempre, pero allende eso, compartió unas apreciaciones del mundo de Geralt y de la serie que quebraron resistencias como la mía.

Me encuentro entre quienes vivieron todo el proceso desde el anuncio de la serie con escepticismo y hasta cierto malestar. Y ello no se debe específicamente al casting (hubiese preferido un Geralt desconocido, sin roles importantes anteriores, con mayor parecido en su rostro al de los juegos, es verdad), sino a que soy un convencido de que la forma de narrativa mejor acabada es sin dudas la de los juegos. Cierto es también que lamentablemente el gaming es de acceso restringido en términos etarios, sociales y culturales. Una serie en tv le dará a The Witcher una visibilidad probablemente comparable con otras referencias de la narrativa fantástica, como Games of Thrones o Lord of the Rings. Y es eso justamente lo que da miedo. Que en el proceso de conversión a producto para las masas se traicione la visión artística original. Algo que hemos visto una infinidad de veces.

Un producto fiel a la visión original

Los últimos trailers posibilitaron el incremento de mi entusiasmo. Me dio tranquilidad saber que Andrzej Sapkowski partipaba como consultor en el proceso creativo, y que la dirección corrió a cargo Tomasz Baginski de CD Projekt, entre otros. Confío en que no será sólo un intento por incrementar su base de fans a costa de sacrificar su esencia y es a ella específicamente a la que me quería referir.

Henry Cavill, por su parte, señaló que veía en Geralt un personaje complejo y muy interesante de interpretar, por las razones, a mi criterio, correctas. Señaló que es un hombre rechazado en su condición de tal, temido y discriminado. Dijo que Geralt es visto como implacable, mordaz e impío cuando en realidad es un gran defensor del bien y la justicia, un ser empático que no teme arriesgarse a la hora de intentar ayudar a quienes sufren. La imagen dura que proyecta es el resultado de adaptarse al mundo en el que vive, pero con el cual no se contenta. Y que tanto él como Ciri y Yennefer, huérfanos, parias y resistidos, aspiran todos a lo mismo sin saber que es así: a pertener a un colectivo afectivo, a ser parte de una familia.

Lauren Schmidt Risshich, por su parte, señaló que si bien la serie es en esencia entretenimiento, su objeto primordial es proponer una experiencia fantástica que posibilite, a fin de cuentas, mejorar nuestra capacidad de empatía por las minorías, los oprimidos, los silenciados. También señaló que su intención es la de proveer a Ciri y a Yennefer de un desarrollo de personaje similar al de Geralt, narrando desde qué debilidades y cómo lograron construir sus fortalezas.